Es totalmente cierto que todos queremos amistades, en especial las mujeres, buscamos una amistad de nuestro mismo género con la cual reír, relajarnos, pasar buenos momentos juntas para así crear recuerdos. Buscamos en quien poder confiar, quien siempre tenga tiempo para nosotras para poder hablar, hablar y hablar. En sí, esta bien desear esas amistades porque Dios nos hizo seres relacionales, necesitamos quien nos ayude a avanzar en nuestra vida como creyente. Pero sin dudar, Satanás vino a arruinar estas hermosas relaciones que podríamos tener, llenando nuestra mente con perspectivas no sanas para una amistad, las cuales como chicas cristianas deberíamos apartar de nuestra mente, las cuales son:
- Perspectiva de beneficio mutuo: Esta consiste en que ambas personas que estamos en la relación debemos sacar provecho de esta, si no, no es conveniente. Si la otra persona peca demasiado contra mi o hay demasiadas dificultades mejor me voy porque no es conveniente para mí.
- Perspectiva del pecado inaceptable: Entendemos que todos somos pecadores, pero hay ciertas cosas que las amigas no deben hacerse, yo decido que es aceptable o no en esta amistad, si se cruza la línea, la amistad acaba.
Ahora, ¿Cuál es el error de estas perspectivas? Es el enfoque, porque el principal enfoque de estas perspectivas soy “YO”, son mis necesidades, mis conveniencias, mis deseos.
Sin embargo, el trato que Cristo tiene hacia nosotros debe ser el modelo para saber cómo debemos guiar nuestras relaciones con los demás. A la luz del evangelio podemos obtener perspectivas correctas para nuestras amistades:
- Perspectiva de nuestra satisfacción. (Salmos 118:2-3) (Colosenses 2:10)
No podemos esperar de una amiga lo que solo Dios puede ofrecernos, por lo tanto, nuestra relación con Cristo, el caminar diario, la búsqueda de nuestra felicidad y satisfacción impactará en las relaciones con nuestras amistades. Si no encontramos en Cristo nuestra satisfacción seremos aquellas amigas que solo buscan que otras satisfagan sus necesidades.
- Perspectiva del perdón. (Colosenses 3:13) (Efesios 4:32)
Entendiendo que todos somos pecadores ¿Por qué nos sorprende tanto que la otra persona peque contra nosotros? Cristo sabiendo que seguiríamos pecando nos extendió su perdón sacrificial. Comprendiendo esto, ya no deberíamos buscar que todo sea parejo y justo, aunque mi amiga me ofenda me puedo sacrificar por ella reflejando el amor que Cristo extiende hacia mí.
- Perspectiva de la santificación. (Colosenses 3:12) (hebreos 12:14)
Sé que la mayor necesidad de mi amiga y mía es la misma, ambas necesitamos más de Cristo, por lo cual no estorbo su crecimiento espiritual, me importa más su relación con Dios que su relación conmigo. No ayudo a mi amiga a hacer algo incorrecto, le animo a confesar su pecado y restaurar su relación con Dios y con los demás. Si me es más importante la buena opinión que ella debe tener de mi que su crecimiento espiritual, no la amo verdaderamente.
Busca llenarte de estas perspectivas de Cristo para tus amistades, en vez de dejar que el mundo te llene de las suyas, procura tener tu mente llena de Cristo y su palabra para así poder ser la buena amiga que deseas ser y apuntar a nuestras amigas a él ¡Tú influencia es muy importante! Te invito a marcar la diferencia con estas perspectivas, que para el mundo son locuras, pero para Cristo son verdad y a él es a quien debemos buscar agradar de verdad.
Para terminar, solo quiero darte 3 consejos prácticos, que escuché en un podcast de Nancy Leigh Demoss, para llevar una amistad sabiamente:
- Evita la dependencia emocional. Las relaciones humanas nunca deben tomar el lugar de la verdadera intimidad con Jesucristo, él debe ser a quien corremos bajo cualquier circunstancia. (Salmos 46:1)
- Cuida el afecto físico. No seamos piedras de tropiezos a los demás en sus caminos. (1 Corintios 10:32-33)
- Pon limite al tiempo que inviertes a tus amigos. Solo en su presencia hay plenitud de gozo. Si siempre estamos en presencia de nuestras amigas, nunca tendremos tiempo para estar a solas en la presencia de Dios. Terminaremos buscando seguridad y paz en la compañía de nuestras amigas en vez de encontrarla primero y principalmente en Jesucristo. (Salmos 16:11)
Por Sarai Pérez
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