jueves, 5 de septiembre de 2019

¿Cómo se debe orar?



La selva de la amazona se está quemando, está siendo consumida por el fuego. Esto ha causado gran repercusión en el mundo porque la selva amazónica es denominada “el pulmón del mundo” el 20% de la producción de oxígeno proviene de esa selva. Sin duda, esto es muy importante, sin embargo, así como el aire es imprescindible para vivir, la oración es imprescindible para la vida cristiana. ¡Es el aire que respiramos! Necesitamos orar, necesitamos aprender a orar BIEN, y ser constante en orar hermano. Porque un cristiano que no ora, es un cristiano muerto espiritualmente.

Sé que como joven en muchas situaciones no deseamos orar, incluso muchas veces queremos orar, pero las distracciones son grandes en nuestra vida. Hoy tenemos todo para distraernos (Instagram, Netflix, juegos, etc.), sin embargo, necesitamos volver a la importancia de la oración para permanecer en comunión con Dios en oración. Para Jesús, la oración fue de vital importancia (Lc. 11:1), Él estaba muy ocupado, pero tomaba tiempos aparte para dedicarse a orar. Si queremos experimentar ciertamente la oración, debemos ver cómo Jesús oró, qué cosas son las que Él conversaba con su Padre que lo hacían volver una y otra vez, deseando estar en oración. Según Lucas 11:2-4:

Cuando oréis… Jesús nos aclara que las palabras que dirá a continuación son un modelo a seguir, no una repetición. La repetición del Padrenuestro no es un botón activador de Dios (ni mucho menos el Ave María).

Padre nuestro que estás en los cielos – Nos habla acerca de nuestra comunión y herederos como hijos de Dios. Estamos y podemos estar en comunión con el Señor, porque ahora somos sus hijos. Nuestra cercanía con Dios comienza en saber que Él es nuestro Padre y que desea escucharnos decir las peticiones, los deseos, las aflicciones y el gozo de nuestro corazón, aunque Él ya sepa que es lo que hay dentro de nosotros. Bill Moyers, secretario de prensa del presidente Lyndon Johnson, estaba dando gracias por los alimentos durante un almuerzo del personal, y el presidente le gritó: “¡Habla alto, Bill! ¡No te oigo nada!” Moyers cortésmente le replicó: “No me estaba dirigiendo a usted, señor presidente”. Es bueno recordar que cuando oramos, estamos hablando con Dios.

Santificado sea tu nombre – ¿Qué debe ser nuestra principal búsqueda al orar? Es que el Nombre de Jesús reciba la completa gloria por quién es Él. Si estamos leyendo la Biblia sabremos muy fácilmente qué le da gloria a Dios, y esto se alineará en la oración con nuestras peticiones y deseos, siendo algunos intensificados y otros rechazados. Es imposible separar la oración de la Palabra de Dios (Jn. 15:7). Cuando oramos al Señor, buscamos que su Nombre se lleve toda la gloria.

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra – Bien se ha dicho que el propósito de la oración no es lograr que la voluntad humana se haga en el cielo, sino que la voluntad de Dios se haga en la tierra. Cuando pedimos que el Señor traiga su reino, pedimos que cada día más veamos su gobierno sobre los corazones de los hombres, que veamos su voluntad hacerse en nuestra iglesia y aún más importante, en nuestra propia vida.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy – Esta frase significa pedir al Señor por provisión física. Pan, habla de las necesidades que podemos tener cada día sobre nosotros, sea esta: salud, dinero, alimento, hogar, etc. En otras palabras, todo lo que sea necesario para sostener la vida física.

Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben – Perdonar, es parte de nuestra oración. Un corazón no perdonador, difícilmente podrá perdonar a otros. Esta frase puede traducirse como: “Perdona mi pecado Señor, para que yo pueda perdonar a otros”.

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal – En esta, la sustancia última que nuestra oración debe tener. Buscamos que el Señor nos dé la victoria sobre el pecado que esté luchando hermano. Pedimos ayuda al Señor para no meternos en situaciones pecaminosas, sino evitarlas al máximo posible. Sabemos que seremos tentados y debemos pedir al Señor su gracia transformadora para no caer en ella.

¡Entreguémonos a la oración diaria y constante con nuestro Dios!

Por Fabián Maturana



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