“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.”
Colosenses 3:1
Hay varios tipos de jóvenes: Tenemos el estudiante que es aquel que siempre pasa ocupado con sus
estudios, y que no tiene tiempo para reuniones o evangelismo, o ser de ayuda en
la iglesia porque siempre está estudiando, también tenemos el que duerme temprano, es aquel
que pone excusas y dice: es muy tarde para salir, mañana me tengo que
levantar temprano, también tenemos el
que siempre quiere estar y
dice: cuenta conmigo, estaré en cada reunión,
pero nunca esta, también tenemos el accidentado, siempre tiene el deseo de poder ayudar en cultos
infantiles, en visitar o limpiar pero
siempre le pasa algo, y por ultimo tenemos el
que siempre tiene ideas excelentes pero nunca hace algo para llegarlas a cabo.
¿TÚ CUÁL ERES?
Con todo esto no estoy pidiéndote que entres al monasterio y
que te apartes del mundo que te rodea, solo
quiero que puedas ver tus prioridades, y que puedas decir lo mismo que
dijo el Salmista: ¡Examíname oh Dios!
Cada uno de ustedes quiere lograr cosas y eso es bueno, y sé que lo harán; pero conozco a un hombre que tenía más de
tres mil sirvientes, que comía en platos de oro, que tenía mujeres hermosas,
que tenía palacios envidiables, pero al final de todo dijo: “Debajo del sol todo es vanidad”
¿POR QUÉ EL CRISTIANO
DEBE BUSCAR LAS COSAS DE ARRIBA?
Ahora vemos las cosas de diferente manera, ¿Estudiamos? ¿Trabajamos? ¿Queremos casamos? ¿Queremos esas vacaciones soñadas? ¡Por supuesto que sí! Pero no debe ser lo que me quite el sueño, esperamos la gloria futura, esperamos lo que no se ve, esperamos lo que no conocemos, y en este mundo nuestro propósito es glorificar a Cristo con nuestras vidas.
¿QUIERES SABER SI ERES SALVO?
Me gustaría que te hicieras estas preguntas:
· ¿Es Cristo lo más importante en tu vida?
· ¿Tienes puesta tu mirada en las cosas eternas?
· ¿Glorificas a Dios con todo lo que tienes?
· ¿Estás viviendo para problemas a otros de Cristo?
Si aun no eres salvo, puedes arrepentirte y entender que sin Cristo no eres nada. El te está esperando con los brazos abiertos.
“Cosa mía es pensar en Dios, y cosa de Dios es pensar en mi”
por Camilo Encina
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