martes, 5 de noviembre de 2019

Preparándome para la maternidad

“Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos” Tito 2:4 

Recuerdo estar sentada escuchando una clase sobre como “Disciplinar a nuestros hijos cuando son pequeños” Todas las damas daban sus opiniones, compartían sus experiencias, sus métodos y yo solo movía mi cabeza de un lado a otro escuchándolas. Tenía 27 años, aun no estaba casada, pero estaba comprometida y me preguntaba si algún día me servirían esas lecciones y las podría poner en práctica; de ser así yo pensaba que esa lección era suficiente para mí y estaba preparada para la maternidad, lo demás era fácil: cambiar pañales, alimentar al bebe, sacarle los chanchitos, etc. Gran error, me faltaba mucho por aprender del tema y con este artículo quiero enseñarte con algunos puntos a cómo preparar tu corazón desde ahora para la llegada de ese momento, con pequeñas acciones y ajustes tú puedes desde ahora moldear tu corazón para amar de verdad. Dios quiere que aprendas a AMAR bíblicamente a tu futuro esposo e hijos, y de eso se trata la maternidad: Amar. 

1. Ama y cuida tu relación con Dios: 

Todo comienza y termina con Dios, si amas a Dios puedes amar verdaderamente a los demás. Tú relación con Dios es la relación que más debes cuidar. La biblia dice que debes amar a Dios con todo tu corazón, alma y fuerzas. Eso significa que Dios debe estar sobre todo en tu vida: decisiones, pensamientos, palabras, actitudes, El debe ser tu prioridad. 

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas." Deuteronomio 6:5 

¿Como empiezas tu día? Debes empezar tu día agradeciendo al Señor por el regalo de un día más y debes terminarlo de la misma manera, quizá priorizas otras cosas: revisas el celular, conversaciones no leídas, o las historias de Instagram, o priorizas otro tipo de cosas menos al Señor. ¿Cierto? No pierdas tu tiempo, nada de eso te ayudara a cultivar tu relación con Dios: todo lo contrario, empezarás a dejar de lado lo más importante. 

Debes amar tanto a Dios hasta llegar a decir lo mismo que Asaf: ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti NADA deseo en la tierra. Salmos 73:25 

Este primer punto es muy importante y te ayudara mucho, solo en Él encontrarás fortaleza en momentos difíciles, en sus brazos encontrarás refugio, descanso y esperanza. Al amar más a Dios podrás amar de verdad a tu futuro esposo e hijos con TODO lo que implica la palabra amar. 

2. Ama y acepta tus circunstancias: 

Dios no se equivoca. Debes aceptar y confiar en la suficiencia de Cristo y que Su tiempo es perfecto. Él está en el control de tu vida. Él hace lo que es mejor para ti aun cuando no lo entiendas en ese momento. 

"Lo que yo hago, tu no lo comprendes ahora, más lo entenderás después" Juan 13:7 

Los niños son una bendición, no importan las circunstancias, si tienes mucho o poco recurso económico, si estas cerca o lejos de tu familia, la Biblia dice que son una bendición sin importar el momento o circunstancias de su llegada. 

"He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre" Salmos 127:3. 

La maternidad es un oasis, pero también pasaras por el desierto y lo único que tendrás que hacer en ese momento de prueba es confiar en la voluntad de Dios y descansar en Sus promesas. Desde ahora aprende a depender de Dios en los momentos difíciles. Amiga, las pruebas son los instrumentos que Dios usa para que nuestra fe sea probada y desarrollada, entonces no veas a las pruebas como tus enemigas, tómalas como oportunidad para crecer. 

3. Ama el aprendizaje: 

¡No eres perfecta! La vida cristiana es un camino de santificación que terminará el día que estés en Su presencia. 

"Estando persuadido de esto, que el que comenzó la buena obra, la perfeccionara HASTA EL DÍA DE JESUCRISTO" Filipenses 1:6 

Desde ahora debes tener un corazón dispuesto aprender y a ser enseñada, corregida por una mujer madura en la fe. No eres llamada a ser llanera solitaria, no debes vivir tu vida cristiana aislada, debes estar dispuesta a compartir tus luchas con otras mujeres. Como madre cada día el Señor quiere enseñarme algo nuevo, a través de Su palabra, usando a mujeres para corregirme, animarme y aconsejarme: pasa exactamente lo mismo con la maternidad, necesitaras a mujeres con más experiencia y que puedan ser de ayuda en el campo de la maternidad. Pablo le dice a Timoteo: 

"QUE ENSENEN A LAS MUJERES JÓVENES A AMAR A SUS MARIDOS Y A SUS HIJOS. Tito 2:4 

Esto nos ensena que nuestra vida debe estar siendo de influencia a otras jóvenes y a la ves tú debes estar siendo enseñada y mentoreada por una mujer madura en la fe. 

"Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis"1 Tesalonicenses 5:11  

Quiero animarte a que con tu vida y testimonio puedas ser de bendición para la vida de otras chicas y que a la ves busques a alguien a quien tu puedas rendirle cuentas. 

4. Ama el servicio: 

Somos egoístas. Una de las maneras en las que puedes trabajar en tu ego es empezar a ser de bendición a otras personas sin esperar nada a cambio. No debes pensar que cuando te cases y tengas un hijo vas a pensar menos en ti y que ahora, en esta etapa de tu vida no es algo necesario ni importante: sino empiezas a mirar más allá de tu metro cuadrado AHORA y dejas de pensar menos en ti, tampoco lo harás después. Empieza a negarte a ti misma y ser de bendición a otros con estos tips: 

· Involúcrate en algún ministerio (sala cuna, visitación, reunión de jóvenes, etc) 
· Ayuda en casa: pagar cuentas, limpieza del hogar, etc. 
· Mantente alerta a las necesidades de otras personas y haz todo lo que esté en tu alcance por suplirlas. 
· Se ordenada. 
· Puedes ofrecerte a cuidar a un niño de tu iglesia para que sus padres tengan una cita. 

Se te pueden ocurrir otras ideas, recuerda ponerlas en acción; estas pequeñas cosas hacen la diferencia y son las que al final cambiarán tu corazón: te harán más humilde, agradecida y menos egoísta. Espero que esté artículo pueda ser bendición para tu vida y puedan servirte en un futuro para disfrutar de la belleza de la maternidad. 

Por Mariela Cáceres

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