Un estudio publicado en un portal estadounidense “Convenant Eyes”, estimó durante el año 2015 que 9 de cada 10 niños y 6 de cada 10 niñas están expuestos a la pornografía en línea antes de los 18 años. Esa investigación establecía también que la primera visualización de pornografía se hace a los 12 años.
Según el estudio, el 71% de los adolescentes han intentado ocultar a sus padres su actividad reciente en la red, ya sea borrando historiales, minimizando el navegador cuando está a la vista, borrando el material inapropiado o simplemente usando el celular en lugar del computador.
Esta invasión de distorsión sexual ha llevado al aumento de otra alarmante práctica: el 20% de los jóvenes de 16 años y el 30% de los de 17 años de edad han realizado en algún momento prácticas de “sexting”, el fenómeno de fotografiarse en actitud provocativa para enviar las imágenes a otra persona.
¿Qué tan peligroso podría ser la invasión de la industria pornográfica sobre nuestra sociedad?, ¿Qué tan peligroso podría ser para nuestros jóvenes? Para responder esta pregunta, debemos partir de la base: ¿Qué es pornografía? El diccionario lo define como “Obra literaria, artística, cinematográfica, etc., que describe, presenta o muestra actos sexuales de forma explícita con la finalidad de excitar sexualmente”.
Si te das cuenta, la pornografía es aquel material que incita al individuo a buscar el placer sexual inmediato. Esto ha llevado que jóvenes busquen involucrarse en relaciones sexuales a temprana edad, y/o a buscar placer a través de la masturbación. Muchos dirán: “Yo no veo pornografía” refiriéndose a películas de alto calibre, pero, aun así, interactúan con películas donde parte de su trama podrían tener escenas pornográficas (desnudos, besos y caricias, e incluso sexo explícito). Por mucho que digas que estás alejado de la pornografía lamento decirte que estás muy cercano a ella. La pornografía se ha vuelto en una de las tantas plagas del siglo XXI. Donde camines verás desnudos (en portales, publicidad, etc.). La mayoría de las películas en cartelera de cine, ya sea de tipo familiar, de aventuras y/o de acción, se encuentran contaminadas con leves escenas pornográficas.
¿De qué manera puede la pornografía afectar tu vida?
I. Distorsiona la realidad de la sexualidad
Dios nos creó como individuos “sexuados”. El sexo no es algo que Dios desapruebe, tampoco es un acto “diabólico”, no obstante, Dios desaprueba la relación sexual fuera del matrimonio (fornicación o adulterio). La pornografía rebaja la relación sexual llevándola fuera del contexto del matrimonio. También promueve una visión superficial e irreal del sexo que ignora por completo la amenaza de embarazos no deseados o de contraer enfermedades de transmisión sexual. Mirar pornografía te expone a la mentira de que el sexo es impersonal y que puedes tener relaciones sexuales con cualquiera, en cualquier momento y sin consecuencia alguna.
II. Distorsiona la realidad del matrimonio
Todo joven creyente como forma de honrar a Dios en su vida, debe aspirar al matrimonio. El problema de la pornografía es que muchos de aquellos jóvenes que han sido víctimas de la pornografía, terminan comparando a sus futuros cónyuges con los actores vistos en las películas. Esto genera un deterioro en la relación matrimonial, al punto más grave de ya no desear estar con el cónyuge.
III. Distorsiona tu pureza
La pornografía corrompe las mentes de sus consumidores. Los hombres que miran imágenes sexualmente explícitas quedan tan afectados por lo que ven que solo pueden contemplar a las mujeres como objetos sexuales. En vez de aprender cómo disfrutar y realzar la mente y el corazón de una mujer, terminan centrándose en su cuerpo y fantaseando en cómo explotar su belleza física. Esto les condiciona a desnudar a las mujeres en sus pensamientos e imaginar cómo sería tener un encuentro sexual con ellas.
IV. Distorsiona tu integridad
La pornografía afecta la manera en que los hombres se ven a sí mismos. Los hace sentirse superficiales, sucios, débiles y totalmente descalificados para servir a Dios. Y, cuanto más miran, tanto más sus corazones pierden contacto con la vida para la que fueron diseñados. Ver imágenes sexualmente explícitas es otro vicio que impide que un hombre perciba el propósito de Dios para su vida y llegue a cumplirlo. Finalmente, la pornografía conlleva a los jóvenes a ser adictos de ellas, cuya adicción es muy difícil de evadir.
Una adicción a la pornografía no se desarrolla de la noche a la mañana. Conquista a un hombre lentamente, y hay múltiples factores en juego, uno de ellos es darte la licencia de permitir que tus ojos vean lo inadecuado. ¿Qué harás frente a esta realidad? Si realmente estás luchando con esta adicción, debes pedir ayuda de forma urgente. Dirígete a tu pastor y pide consejería. Es mejor ahora, que después lamentar.
- Job 31.1 - Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?
- Filipenses 4.8 - Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Por Mauricio Pérez
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