martes, 15 de marzo de 2016

¿Cómo es una vida sin Dios?

Para responder la pregunta del título de este artículo, quisiera que pudiésemos conocer mejor quién era Salomón. La Biblia nos señala que Salomón fue hijo de David, y al igual que su padre fue rey de Israel. Además nos dice que fue el hombre más sabio de toda la tierra, y que su fama crecía por toda la tierra. Por si no fuera poco, era el hombre con más dinero en toda la tierra. En resumidas cuentas, Salomón era un hombre que lo tenía todo. Tan afortunado era este hombre, que también pudo edificarle un templo a Dios y cumplir el sueño que él tenía.

Seguramente tú has soñado con tener cosas. Seguramente sueñas con terminar el colegio/universidad y trabajar, ganar dinero, y obtener todo lo que quisiste alguna vez. Acumular dinero, tener casa y auto propio, poder viajar por el mundo, e infinidades de otras tantas cosas que un joven podría soñar.

Ahora piensa en Salomón, y piensa cómo debió sentirse él con todo lo que tenía. Lo más 
probable que sus sueños se habían cumplido, tenía todo lo que quería y el mundo se rendía a sus pies. ¿Cómo crees que se sintió él? ¿Qué crees que es lo que se le pasaba por la cabeza cuando pudo ver que su fama crecía por toda la tierra? ¡Ya sé! Tú respuesta es que crees que Salomón se sintió inmensamente feliz y lo único que quería era disfrutar de todo lo que tenía. ¿Qué pasaría si te dijera que no fue así? ¡Precisamente no fue así! De hecho Salomón no se sintió feliz con todo lo que obtuvo. ¿Cómo sabemos eso? Porque después de todo lo que vivió él escribió un libro maravilloso, llamado Eclesiastés, que está en tú Biblia y allí narra cómo él desperdició su vida. Él dice que todo lo que tenía y que todo lo que existe en la tierra es vanidad. Vanidad significa algo vacío, algo sin sentido, algo que no vale la pena. Y además es aflicción de espíritu, es decir, sólo causa dolor al alma.

En este libro Salomón reconoce que, a pesar que él pudo tener todo lo que alguna vez imaginó, que a pesar que fue la envidia de muchos, que a pesar que tenía el mundo rendido a sus pies, nunca pudo disfrutarlo ni nunca pudo sentirse plenamente feliz porque a su vida le faltaba Dios. Ya que él se alejó de Dios, no le tomó en cuenta, y se fue tras sus propios intereses.

Tú puedes tener todo en la vida. Puedes tener amigos que te rodean. Puedes tener dinero para disfrutar lo que quieras. Puedes tener los bienes materiales que siempre has soñado. Puedes ser un profesional reconocido en el país. Pero si no tienes a Dios, entonces déjame decirte que tienes una vida sin sentido.

Te daré tres características de una vida que no toma en cuenta a Dios, según nos narra Salomón en el capítulo 1 de su libro Eclesiastés.

1. Una vida que no es provechosa.

El versículo 3 dice “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?”

Hay que tener cuidado porque este versículo podríamos tomarlo como un llamado a ser perezosos y no hacer nada esperando que pase el tiempo. Pero no debe ser ese el llamado. Por supuesto que se debe trabajar o estudiar. Por supuesto que hay que hacer cosas acá en la tierra, pero siempre debemos tener en cuenta que nuestra vida es pasajera, y aunque hagamos muchos tesoros y nos afanemos por tener cosas, algún día eso terminará y no podremos llevar nada de eso a la eternidad.

2. Una vida sin nada nuevo.

“Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.” (v.4). Este versículo nos habla que el paso de los años siempre es el mismo y no hay nada nuevo. Los hombres nacen, crecen, se reproducen, y luego mueren. Y así la humanidad sigue siendo toda igual.

Pero, cuando tenemos una vida con Dios, nuestra vida se torna diferente, porque hemos pasado a una vida nueva, y tenemos un propósito claro, que es marcar la diferencia y expandir el mensaje de Dios a todas las naciones. Tú eliges, caer en la rutina humana, o ser parte activa del plan de Dios para tu vida. Mira bien lo que estás haciendo y evalúa si vale la pena seguir con eso, porque tenemos sólo una vida y no podemos desperdiciarla.

3. Una vida sin propósito.

El versículo 11 nos dice que no hay memoria de lo que aconteció ni tampoco habrá memoria de lo que acontecerá. Sinceramente son muy pocas las personas que han marcado la historia y serán recordadas por siglos. Pero la mayoría de las personas hagan lo que hagan pasarán por el mundo y después nadie les recordará. ¿Entonces por qué mejor ocupar nuestra vida en las cosas correctas? ¿Por qué no poner nuestra mira en las cosas de arriba en vez de desgastarnos por las cosas temporales de la tierra? ¿Estás viviendo una vida vacía en dónde sólo te preocupas de lo terrenal? ¿Piensas que en la tierra puedes hacer tesoro? Uno de los hombres más ricos de este mundo dijo que todo es vanidad, que todo es vacío. Toma la decisión de hacer tesoros en el cielo.

por Jorge Muñoz

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