Durante el tiempo de mi vida cristiana, conocí a algunas personas que me decían después de hablar con ellas del evangelio o en algún encuentro casual “hermano Jimmy yo no puedo con esta tentación, este vicio puede mas que yo, quiero cambiar pero no puedo” recuerdo que mi respuesta sonaba algo así: “No estarás solo, Cristo te ayudara” pero estas personas nunca se interesaban más sobre el tema, era solo una simple queja de su pecado, remordimiento más no arrepentimiento.
Quizá te suene familiar este tipo de historia, quizá también conociste personas que te dijeron algo muy similar y la triste realidad es esta, una persona sin Cristo no puede tener jamás victoria sobre el pecado. Ahora mismo me imagino aquellas personas que no tienen a Jesús como Señor y Salvador de sus vidas, en la miseria en la que se encuentran, en la derrota en la que ya viven, en la desdicha de vez tras vez caer en lo mismo y en el final que les espera sino cambian esta realidad de sus vidas. Ellos, no quieren vencer el pecado, es un tema que no les importa y no les interesa en lo más mínimo ya que esto es diversión para ellos. Quizá algunos se atrevan a decir “yo puedo vencer” bueno la realidad es que no por mucho tiempo y aun si llegaras a tener una vida moralmente envidiable, cuando te encuentres con tu Creador solo “moralidad” no te salvara. ¡Qué Dios tenga misericordia de ellos!
Ahora bien, la realidad del cristiano es totalmente diferente, un cristiano si tiene victoria sobre el pecado y por esto no estamos diciendo que es posible que un cristiano no peque sino lo que queremos decir es que un cristiano no vive en pecado, no practica el pecado como hábito, y es probable que se deslice y se manche con el pecado pero no se embarrará con el. Spurgeon decía que esta es la diferencia entre una oveja y un cerdo.
No obstante, este tema ya no es algo que quita el sueño al creyente, ya no es algo que le preocupe, ¿victoria sobre el pecado? Se preguntan. Es un tema que lo dejaron debajo de la alfombra para que nadie mas lo mire porque para algunos es incomodo. Hoy muchos han minimizado la gravedad del pecado y hasta dicen sin temor “que es la obligación de Dios perdonarme” tal respuesta solo refleja un mal entendimiento de Dios y del pecado.
En realidad este no es un tema nuevo para nosotros, el apóstol Juan ya lo toco en una de sus cartas, básicamente en 1 de Juan, en donde el se enfrenta a personas que dirían “no nos preocupemos por nuestra comunión con Dios, no nos preocupemos por tener victoria sobre el pecado” es interesante notar que el hombre no ha cambiado a pesar del tiempo, su maldad y su ignorancia son las mismas de antes, como dijo Martyn Lloyd Jones “el hombre no es demasiado inteligente para crear nuevos pecados” siguen tropezando con los mismos.
Juan responde a esto y nos dice en 1 Juan 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
El cristiano entonces tiene victoria sobre el pecado es decir “no lo practica” porque la simiente de Dios permanece en él ¡esto es increíble! Lo que nos esta diciendo Juan es que ahora el creyente tiene la naturaleza de Dios en él. Esto significa que ahora al creyente se la a implantado nuevos deseos, nuevos pensamientos, nuevas prioridades por lo tanto ya no practica (pecado) lo que hacia en su vida antes de conocer a Cristo.
Tenemos victoria sobre el pecado porque tenemos una nueva naturaleza. Quiero explicar esto un poco más, Juan nos dice que ahora los creyentes tienen la simiente de Dios, simiente en griego es semilla. Lo que Juan quiere poner en nuestra mente con esto es el Nuevo Nacimiento (1 Pe. 1:23) este nuevo nacimiento nos libra de la derrota constante del pecado.
Este nuevo nacimiento “nueva creación” tiene otros deseos, otros pensamientos. Para esta nueva creación Dios y su palabra son más atractivos que lo que el mundo ofrece. Ya no están en el dilema ¿qué es lo que tengo que escoger? Sino que ya saben cuál es el camino que están siguiente.
Esta nueva creación ahora sabe la gravedad del pecado, sabe a dónde lo puede llevar y se cuida. Entendió que este es un tema de suma importancia para su alma, al cual debería estar atento y ser consiente que el mundo lucha por llamar su atención de cualquier manera para hacerlo caer en pecado, y es por eso que Jesús nos dice “Velad y orad, para que no entréis en tentación (Ma. 26:41) esta es una realidad que nadie puede negar, nadie puede decir estoy libre de tentación, la Biblia nos dice que somos mentirosos si decimos esto (1 Jn. 1:9). Al ser una realidad entonces debemos cuidarnos del pecado. Esta “nueva creación” lo entiende muy bien.
Ahora bien ¿qué hace esta nueva creación? ¿cuáles son sus deseos? ¿en qué ocupa si tiempo? podríamos decir que estas son herramientas para vencer el pecado en nuestras vidas.
Esta nueva creación ama la palabra.
John Flavel decía: “Guarda la palabra y la palabra te guardara”. Esto es tan cierto para nosotros. Esta nueva creación dice “amo su palabra” se preocupa en guardarla, Juan nos dice Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos (1 Jn. 2:3) esta nueva creación conoce a Dios, es su simiente y por eso ama y guarda su palabra. Hay una palabra que Juan usa de manera especial y la repite vez tras vez, “sabemos” Juan esta introduciendo la doctrina de la certeza. De la seguridad del cristiano, esto es que el cristiano sabe qué puede librarse de las garras del pecado si ama y guarda su palabra.
Esta nueva creación ora.
La oración y el pecado no pueden habitar en la misma personas, una de las dos tarde o temprano ganara la batalla. ¿cómo uno puede tener victoria sobre el pecado? ¡ora! No hay otra cosa que Jesús nos haya dicho que debemos hacer al momento de la tentación. “Velad y orad, para que no entréis en tentación (Ma. 26:41). Para el creyente ahora ya no es un fastidio orar, ya no piensa que esta perdiendo tiempo, sabe en realidad que con la oración lo esta ganando. La oración es sumamente vital para cuidarnos de las tentaciones, como alguien dijo “la oración es la respiración del alma” no orar equivale a matar nuestras defensas espirituales, es apagar la sensibilidad al pecado.
El orar nos hace estar vigilantes y Satanás normalmente nos sorprende cuando no lo estamos (Marcos 14:38). Pocos cristianos tienen la suficiente capacidad para detectar estos ataques a
tiempo y refutar los argumentos con los que Satanás los incita a pecar. Recuerden qué peleamos desde la victoria pero debemos orar.
La nueva creación ama la santidad
El texto de 1 Juan 3:9 dice “no practica el pecado” se desprende de ahí que el cristiano nacido de nuevo ama la santidad y la ve posible en su vida, para el esto no es un cuento de hadas. La santificación no se produce por efectos mágicos, sino es cuando decidimos estudiar la palabra de Dios, reflexionar en ella y en sus enseñanzas. A. W. Tozer decía que “la soledad es el precio que él santo paga por su santidad”. Esto es en donde la cultivas. Creo que mucho de tu santidad viene de tu amor por la palabra y tu oración diaria.
Debemos entender que la santificación es algo por lo que cada uno es responsable. No podremos llegar al cielo y decir a Dios ¡por culpa de tal no fui santo! En realidad ¿a quién podríamos culpar si no es a nosotros mismos? ¡preocupemos entonces por nuestra santidad!
Creo que si un cristiano es consiente de estas tres cosas en su vida tendrá victoria sobre el pecado y no estará deprimido. Recuerda “todo aquel” que es nacido de Dios no practica el pecado.
Por Jimmy Condori