viernes, 26 de febrero de 2016

La Soltería tiene su tiempo (Para Señoritas)

En lo más profundo del corazón de cada mujer soltera se esconde un anhelo de caminar por el altar con un hermoso vestido blanco. Para muchas, ese es un deseo que el Señor no ha cumplido y el tema central de gran parte de las conversaciones que tenemos con otras. En ocasiones, puedes sentirte avergonzada por estar sola. Puedes alterar el equilibrio en las cenas. Puedes representar un problema para asignarte asiento en las recepciones de boda. Puedes sentirte como un anuncio ambulante de fracaso o rechazo. Puedes ser objeto de chismes y especulaciones, incluso dentro de tu propia iglesia.

Vivimos en un período donde la iglesia aprecia altamente el compromiso del matrimonio y la familia, como debe ser en medio de una cultura que piensa lo contrario. Logrando hacer que muchas de nosotras nos desesperemos en la soltería, pensando que Dios no nos ama tanto para darnos alguien con quien compartir nuestras vidas.
Requiere una práctica constante de someter nuestros pensamientos cautivos a la Palabra de Dios en lugar de pensar que hemos sido olvidadas o somos menos valiosas que otras personas simplemente porque no estamos casados. Somos amadas por el Rey Supremo del Universo. Este es el hecho real. El amor de otro ser humano es maravilloso y emocionante, pero es sólo un reflejo del amor de Dios porque somos portadores de Su imagen.


Sé que a muchas de ustedes que son solteras, en estos momentos les agrada un chico y dudan en cómo deben responder a este sentimiento, y llegan las preguntas: ¿Qué debo hacer? ¿Debo hacer algo para que se fije en mí? ¿Debo de alguna forma llamar su atención? Como no soy una experta en el tema, les compartiré lo que aprendí de una de las grandes mujeres de fe, citada en el famoso capítulo 7. Elisabeth Elliot dice: No debes hacer “nada”. Nada para él. No lo llames. No le escribas notitas con caritas sonrientes o dibujes una flor o un pescadito debajo de la firma y se la coloques en su buzón. No te le aparezcas en el pasillo y le digas jadeantemente, “tengo que hablarte”. No tengas aspecto melancólico, no lo ignores, no lo persigas, no le hagas favores, no hables de él con nueve selectas oyentes. Solo hay algo que puedes hacer, dijo Elisabeth: DALE EL ASUNTO A DIOS. Si es el hombre que Dios tiene para ti, nada bueno niega (Dios) a los que andan en integridad (Salmo 84:11)

No coloques tu vida “en modo de espera” hasta que llegue un hombre para llenar tu vida. Tus necesidades más profundas, especialmente las de amor, sólo son satisfechas a medida que te enfocas en Jesucristo. Recuerda que Jesucristo es nuestro mayor tesoro, derramó Su preciosa sangre por ti, no hay nada fuera de Él que pueda satisfacerte, aunque no es pecado sentirnos atraídas a un chico debido a que los sentimientos y emociones son obra del Señor, nuestra motivación primera, debe ser vivir para Su gloria, gozándonos en Su voluntad y dando gracias por todo.


Cada mujer soltera puede buscar a Dios para conocer las contribuciones únicas que Él le ha ordenado hacer por el Reino y para servir a los demás. Un escritor dijo “Si persigues activamente un enfoque centrado en Cristo, en todo lo que seas y hagas, descubrirás que tu corazón y tu mente son transformados para desearle a Él por encima de cualquier otra cosa”

En estos momentos es la Palabra de Dios guardada en nuestros corazones la que da aliento a nuestras vidas y nos recuerda que lo mejor que nos ha podido pasar en la vida ya pasó, Jesús en la cruz, Jesús al lado del Padre hoy (Romanos 3:24-26), que contamos con un Padre Perfecto, Soberano y Todopoderoso el cual a Su tiempo “TODO, absolutamente TODO lo hace hermoso”. Por lo tanto no hay un camino mejor, no hay un camino más excelente que esperar gozosas con la ayuda del Espíritu Santo la perfecta voluntad de Dios. Entonces es saludable hacernos esta pregunta cuando se nos presenten estas situaciones, porque no acabarán mientras estemos solteras: ‘Si Su voluntad hubiera sido que hoy estuviésemos comprometidas para casarnos o ya casadas, ¿no lo estaríamos?


Todo tiene su tiempo, no en mi tiempo, ni en el tuyo, ni en el tiempo de otra persona… Es en el tiempo de Dios, en el tiempo hermoso de Dios. Como puedes ver, la felicidad no se encuentra dentro o fuera del matrimonio. De hecho, no se encuentra en ninguna relación humana. El verdadero gozo solo puede ser encontrado en Jesús.
Dios ha prometido darnos todo lo que necesitamos. Si Él conoce que con un esposo le darás mayor gloria, entonces, Él te proveerá un esposo. El verdadero contentamiento viene cuando elegimos estar satisfechas con lo que Dios nos ha provisto.

Recuerda: Todo lo hizo hermoso en su tiempo… Eclesiastés 3:11

Por Cristina Pérez

2 comentarios:

  1. amén...hermoso....gracias Cristina

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  2. Jackie Kendall y Debbie Jones "Dama en espera" excelente libro :) gracias por la aportacion

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