Es importante
hacer todo lo posible para agradar a Dios: Quizás tocando algún instrumento,
quizás enseñando en la iglesia a un grupo pequeño, quizás ayudando a los
necesitados, quizás haciendo “algo”, lo que sea para Dios. Pero,
¿Cuántos de nosotros consideramos que el pasar tiempo a solas con Dios también
es adorar a Dios? ¡Esa es la mejor parte, de hecho, es la primera parte!
“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.” (Lucas 10:38-42)
Siempre se
pone en contraste a Marta y María diciendo que un creyente debe tomar una
decisión:
- O Ser un trabajador como Marta
- O ser un adorador como María
“Es cierto que es ideal el servir a Jesús, pero lo que hacemos con Jesús es más
importante que lo que hacemos para Jesús.” – Warren Wiersbe
No se trata
de una situación de lo uno o lo otro, sino de balance en nuestra vida
espiritual.
Pocas cosas hacen tanto daño a la vida cristiana como
tratar de trabajar por Cristo sin dedicar tiempo para tener comunión con él. Debemos
recordar lo que dijo Jesús, que “Separados de mí, nada
podéis hacer” (Juan 15:5)
El problema
de Marta no era que tenía demasiado trabajo, sino que ella permitió que su
trabajo la distrajera y la fastidiara de su prioridad: Pasar tiempo con Jesús.
La clave es
tener las prioridades en su lugar:
- Jesús primero
- Otros segundo
- Nosotros al último.
¿Qué harás tu? ¿Tomarás la mejor parte cada día?
Te animo a tomar tiempo a diario con
Dios
por Francisco Barra